domingo, 18 de enero de 2009

Kon-katsu o Tameshiwari


Kon-katsu, si hablamos así ni nos enteramos, lo mismo que ocurre con la práctica de este apartado del kárate. Como muchas otras cosas no se entrenan, no se practican en numerosos dojos o gimnasios.

Si le decimos Tameshiwari a muchos ya les suena más, en especial si son de Kiokushinkai.

Me estudio como siempre el kanji, a ver si aprendemos algo, Tamashii y significa “espíritu”, “alma”.

El kanji Wari que es el mismo que Katsu es “dividir o partir”

Pues ya tenemos la palabra Tameshiwari y su significado “espíritu de partir”.

JUAN LORENTE GARCIA, 4º DAN de SHOTOKAN

Muchas veces hablamos de kárate y hay alguien que no sabe, que es muy profano en el tema, y te suelta una de esas frases típicas y tópicas... ¿Y tu cuantos ladrillos partes?.

Cuando la mayoría de lo karatekas, no saben ni como se llama ese apartado del kárate o de debería decir de algunos “kárate”. Pues no todos practican “rompimientos”.

Yo hace ya mucho que no rompo nada, pues es típico de exhibiciones. En el gimnasio como que no se hace, para nada, lo máximo es endurecer en el makiwara y muchos de los que endurecen tampoco rompen.

Pero la gente rápidamente va a lo que ha visto en la “tele” o en las películas, con lo cual nos clasifican, tu haces esto y esto, te archivan en su memoria como que eres uno de "esos colgados de las artes marciales". De vez en cuando hay alguno que ha sabido ubicarnos, que el kárate es kárate, y no Judo o Taekwondo. Para la amplia mayoría todo es igual y ya para colmo es cuando nos ponen con el Kung-fu y Taiboxing. Es cuando ya no merece hablar o seguri hablando...

Pero cuando alguien te pregunta cuantos ladrillos rompes, ¿tu haces kárate no?. Hay que contestar algo, al menos coherente. Pues éste sabe algo y espera, al menos, que le respondas con argumetos...

-¡¡Pues si, pero yo soy más de madera. El albañil era mí padre…!!.

No es muy buena salida. Pero hay veces que con bromas salimos del atolladero. Cuando él te dice yo rompí tres ladrillos o seis tejas. Bueno rápidamente piensas, éste es un bruto de aupa. Y tu mucho karateka pero no has roto una teja…Y menos tres ladrillos juntos.

Y es así como terminas recordando como mí primer maestro que hacia cosas raras, hacia kuatsu antes de comenzar la clase técnicas de respiración (que yo con diecisiete años ni entendía). Rompía tejas y barras de hielo en las exhibiciones, hacia defensa personal contra cuchillo (real y varias veces salía sangrando). Karatekas de antes...Bueno estas cosas son poco habituales ahora y si haces algo así, por bajini los padres, la directora del colegio, el político de turno, te dice un poco fuerte ¿no?…

Yo no considero el rompimiento como algo exclusivo del kárate, muy al contrario, pues hay otras disciplinas como el taekwondo que siempre hace gala de habilidades (más que fuerza), pues ahora rompen tres y cuatro tablas en un salto, rompen hielo, tejas, etc.

Ya la última moda es hacer pruebas, de rompimientos para estar en Record Winners o salir en un programa de TV (el último partiendo cocos). No lo veo respetuoso con las artes marciales, en ninguno de sus sentidos.

Si tenemos el kárate kiokushinkai que lo introduce en su modelo de competición y el taekwondo como exhibición (que casualidad ambos de origen coreano). No tiene nada que ver, pero es curioso.

Con la práctica de las artes marciales cada uno va cogiendo su rama del árbol que más le gusta y hay gente que le entusiasma este apartado, y una amplía mayoría que pasamos de lejos (que aunque yo he hecho rompimientos hace ya cuatro años que no lo incluyo en las exhibiciones). La mayor parte de las exhibiciones ni lo han pensado.

Pero hay verdaderos especialistas, gente que se les da muy bien. Que practican y mejoran los rompimientos. Donde en principio su mentalización, habilidad y destreza son todas una. Los que no saben, ven esos ejercicios de concentración, esa respiración y la espectacularidad del rompimiento como algo mágico y hasta muchos que saben kárate se ríen de ellos. Por lo que veo que es un apartado del kárate un poco incomprendido.

Detrás horas de endurecimiento, miles de golpes al makiwara, de preparar y pensar como hacerlo. En ese pensar también momentos de flaqueza, ¿saldrá mal…?. Cuando el público (ingenuo y mucho mal pensado) casi siempre cree que hay un truco, es más luego van y te lo preguntan abiertamente -¿estaba ya rota, no?... Y alumnos que ya quieren romper sin saber y lo que es peor sin preparación.

Tenemos muchas cosas para demostrar¿porqué hacer los rompimientos?.
Para probar la técnica, si somos capaces, si hay valor, medir el poder de concentración, mejorar y tratar de enfocar el Ki, tantas y tantas cosas. La única verdad autentica es probarte, ver si eres capaz. No hay más y cuando se consigue es un triunfo.

Esta práctica tiene sus inconvenientes, las lesiones, los cortes, roturas óseas, esguinces, etc. Lo más común es que un novato se lesione y se entere todo el mundo, cuando lo hace un maestro casi no se entera nadie, es muy habitual intentar “romper” cada uno su record y es ahí donde surgen las lesiones.

También es habitual ver algunos que rompen tejas y no ponen ni un paño ni una toalla, luego cuando rompen, como es lógico las aristas y perfiles cortan fácilmente la piel, la carne y en muchos casos hasta venas.

Como vemos en estas fotos, los hay más arriesgados y encima prenden fuego, con simple gasolina o queroseno, ¡¡que son karatekas…hombre que esto no es Judo!!(como diria más de uno). Pero las posibilidades de lesión y quemarse aumentan (yo ni lo he intentado). Es una mezcla de show y circo, si para colmo le metemos música el rompimiento ya es de escenario.

Todo se anima y llegado el momento hay que hacer frente a lo que has preparado, hielo, ladrillos, bloques, tejas, madera. Cada material precisa de una preparación y muchas veces de ayudantes “cualificados” que sean capaces de romper a la primera, pues un segundo intento ya es como fallo. Aunque algunos lo hacen aposta para demostrar que están sin romper. Yo recomiendo un buen ayudante, pues cuando uno falla, y hay que repetir hasta romper, muchas veces son cuatro o cinco golpes que al final duelen mucho y hacen pupita.

Esta entrada va dedicada a Don. Juan Lorente un especialista en Tameshiwari. Cinturón Negro 4º Dan. Entrenador nacional y Juez del tribunal de grados, maestro de kárate y sobre todo lo más importante, UN AMIGO.

Antonio Milla Jiménez.