sábado, 3 de enero de 2009

El uniforme arbitral, hoy complementos “la corbata”.


Me he parado un poco un poco a pensar sobre el uniforme, según el reglamento de arbitraje. Y es muy curioso, siempre que nos juntamos a arbitrar, nos observamos como vamos todos tan guapos.

En estos novedosos cambios, se refleja un punto sobre el color estimado del pantalón.

Yo no voy a cuestionar nada del reglamento, pero cuando se pone un uniforme. De colegio, de trabajo, militar o lo que fuese. Se hace de manera que todos vayamos del mismo “tono”.

Para más, mí federación (creo la única) tenemos “camisas oficiales” y “corbatas oficiales”. Ya así nos pueden exigir ir todos iguales, en ello. Ahora las chaquetas y color del pantalón es muy, pero muy difícil ir “al mismo tono”.

Pero no quiero hablar de ese tema, si no, de la corbata. Un complemento del vestir y vestir elegante.

El uso de la corbata, en su origen, es desconocido. Si tenemos datos antropológicos que nos indica que hace unos milenios, lo usaban los militares chinos (según la tumba del emperador Qin Shi Huang) y en enterramientos en el antiguo Egipto (se ataba una tela alrededor del cuello de los nobles fallecidos, para ser reconocidos por la diosa Isis (la diosa principal en todos los ritos relacionados con la muerte).

Muchos años después estas se darían a conocer en la antigua Roma (según tenía entendido) por la escolta de palacio del emperador romano Augusto, su escolta personal era germanos y llevaban un pañuelo anudado al cuello. Estos pretorianos, para hablar con más propiedad “Guardia pretoriana”, que no son de ningún país Pretorian, jajajaja. Si no que deriva del latín praetorium (pretorio) que era la tienda de campaña del general y como ellos estaban siempre de guardia allí se les dio ese nombre.

Sería Cesar Augusto quien crearía a este cuerpo del ejercito, veintisiete años a. C. Esta guardia era reforzada en ocasiones con héroes de guerra, militares de alta nobleza, estos soldados de elite se les denominaba los extraordinarii.

Unos siglos más tarde, hacia el 1635 en Francia se lío una buena, un tal Armand Jean du Plessis (que por este nombre no le conoce ni su familia), pero por la película “Los tres mosqueteros” todos sabemos quien es, el malo malisimo del Cardenal Richelieu.

Montó una serié de disputas y guerras que convirtieron a Francia en la máxima fuerza de Europa. Para ello reclutaron soldados en varios países (hasta del Valencia…), el caso es que llegarían unos seis mil hombres de Croacia, siendo habitual del atuendo militar y del “uniforme” la peculiar corbata. Pero ya en ésta época era una prenda especial, donde la categoría de la prenda daba importancia si era soldado u oficial.

Estos oficiales serían muy exquisitos con sus “echarpes”, ¿echarpes, que será eso?. Pues unas prendas femeninas, ¡¡Dios mío ya me lo temía yo!!. Es una prenda de vestir parecida a un pañuelo, pero mucho más larga que ancha, que se ponen las mujeres sobre los hombros como abrigo o adorno.

Esas prendas hechas con finas telas, aún hoy día se llevan por las mujeres en actos especiales como bodas, ahora se denominan foulard (fular), aquellos foulard eran entregados a los soldados por madres o novias.

Así que 1950 en Francia durante el reinado de Louis XIV, en la corte se empezó a apreciar a ésta prenda y se le llamó “un croate del la” abreviando a “cravate”. Dicen las malas leyendas, que la amante del rey Louis XIV Madame de Lavalière, siempre vestía “le cravate” y popularizó el nudo con su nombre. Se extendió rápidamente como una novedad en la vestimenta utilizada como símbolo de cultura y elegancia.

Louis XIV se enamoró tanto de la prenda como de su amante, de tal modo que diseñó para el regimiento real un pañuelo con la insignia Real, y al que denominó Cravette, proveniente del vocablo Crabete, que significa Croata. Al regimiento se le conoció como el Royal Cravette.

Los ingleses copiaron “la moda de la corte” e introducida por Chales II, tras un exilio en Francia. Este buen hombre y Rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, le gustaba mucho la moda y se distrajo mucho con ella, de hecho llego a reconoce a catorce hijos ilegítimos…Pero esa es otra historia (su mujer si que no perdió el tiempo).

Es en Inglaterra donde comienza materializarse la actual corbata, y sería otro rey ingles el que de nuevo daría un impulso a la prenda, el Rey Eduardo VII (con otros complementos como pañuelos y pañuelinas de encaje y anudadas de diversas formas).

Si el monarca vestía así era copiado por toda la corte nuevamente y sus corbatas eran ya de uso común, y lo que se impuso fueron una serie de nudos de todos hoy conocidos el nudo Windsor, entre ellos.

La corbata desde el siglo XVII, se convirtió en “la etiqueta” de clase burguesa, que daba ostentación y un sentido elegante de la vida. En aquellos años las pelucas y las telas más finas eran el lujo más apreciado.

En Francia con la revolución, se apartaron las pelucas y las corbatas (especie bufanda) dejaron paso a pañuelos y otras prendas. Casualmente la corbata fue lo que definía de un bando o de otro, los revolucionarios negra y los contra revolucionarios blanca. Los que más poder político tenían más ostentosa la llevaban.

Entre 1745-50 George Bryan Brummell, conocido como Beau Brummell («el bello Brummell») que era un dandy, un exhibicionista, un snob, un ingenioso, verdaderamente original, que no dudó un solo instante de su buen gusto por las ropas, ni del deseo de imponer ese gusto a los demás, ni de dejar de gastar parte de su fortuna en su ropa. Su fama y su forma de vestir sentaron cátedra. A Brummell se le atribuye también la creación del traje moderno de caballero vestido con corbata o algún tipo de pañuelo anudado al cuello; también el haberlo puesto de moda.

Brummel que se codeó con la realeza inglesa, marcó una moda y unos cánones de vestimenta masculina, terminaría de una manera trágica su vida. Eso si, habiendo vivido como un rey treinta y cinco años, sin haber trabajado ni un solo día.

De nuevo la corbata tenía la solemnidad de una prenda de copete, donde los que la lucían marcaban distinción y buen gusto. Ya en el siglo XVIII en toda Europa se les consideraba como al elite económica, política y social. Pero vendría el gran salto cuando al otro lado del Atlántico.

Como anécdota, se dice que en época de Napoleón, éste llevaba siempre corbata negra con borde blanco, hasta que la mañana del 18 de Junio de 1815 decidió cambiarse de corbata, perdiendo ese día la . (¡¡No se!!, yo también he leído que era muy metódico y que siempre se levantaba de la cama con el pie derecho, para eso de la suerte, y ese día se levanto con el píe izquierdo…De ahí el dicho. ¿Ya no se cual creer?.

Las fabricas de corbatas inglesas popularizaron el “tie”, que es el nombre dado en Inglaterra al nudo, en alusión a que se puede anudar de diversa y variadas formas.

La actual corbata inglesa viene de la Inglaterra Victoriana de 1850, cuando se consideraba un atuendo de toda vestimenta masculina.

El creador de la corbata moderna fue Jesse Langsdorf, quien fue el primero en cortar la tela en diagonal, y realizar con ésta hasta siete dobleces. De nuevo Inglaterra marcó tendencia los colegios y universidades del reino unido estampaban sus escudos y enseñas en las corbatas, las cuales eran de seda pura traída en bruto desde la India y China.

Por ello las corbatas más apreciadas son la de pura seda, también hay unas sintéticas que dan un buen pego. La corbata fina, es aquella que nunca se arruga. Pero hay mucho más, diseños y modas. Corbatas largas, cortas, finas y anchas. La historia es muy larga y ya me he enrollado bastante.

Yo en 1980 (que ya hace uno años), acudí a un curso de arbitraje de kárate, lo organizaba la J.K.A (España) y la A.E.K.A. El curso muy bueno impartido por un maestro japonés, la primera era que no teníamos corbata…el curso era en San Juan (Alicante), terminamos comprándolas en Benidorm una simple corbata azul (que aún conservo como recuerdo).

Después en 1986, sacaría el titulo de árbitro regional (por la recién fundada Federación de Castilla- La Mancha de kárate), yo llevaba mi corbata alicantina y la lleve casi diez años en todas las competiciones que participe.
Ahora buscando unas cuantas, que son motivos de quebradero de cabeza para mi santa esposa (siempre que marcha a arbitrar ¿Cuál te preparo?...). Ahora tengo la “oficial regional” y la “oficial nacional”.

Éste es el tema, la corbata como elemento en el uniforme arbitral dice que debe ser “Una corbata oficial”. Claro son muy pocas las regiones que se rigen y que tienen corbata “oficial”. Casualmente la mía, Cataluña (fue una de las primeras), Madrid, Andalucía, Extremadura, Asturias y no recuerdo más.
El caso es que cuando vamos a un torneo de regiones cada uno debería ir con su corbata oficial y en cambio la mayoría acude con la “oficial española”. Es una cosa un poco boba, pero es que la nuestra es un cante, nuestro presidente la ha comprado buscando los cánones de Beau Brummell y Louis XIV. Ya sin hablar de la camisa con los cuellos bordados con el anagrama federativo.

Somos la comidilla del torneo, efectivamente el torneo no vamos todos “uniformados” quitando las chaquetas y pantalones, vamos parecidos…

Para más por ejemplo una regional que diferencia a sus árbitros con corbatas distintas, verde para los nacionales A, y roja para los nacionales B.

Ya por último la “oficial nacional”, yo tengo varios juegos. Desde que llegase al arbitraje nacional por el 2001 hasta ahora ya van al menos siete corbatas, de las cuales son cuatro modelos distintos.

Eso si cada vez ha ido mejorando el diseño, además de la calidad, hoy día viendo como la llevamos en España y como la vistieron en Japón, me quedo con España y con la de España.

Antonio Milla Jiménez, Albacete 3 de enero 2009.