"Que el kárate no sea un deporte olímpico, y el golf sí, es por interés político"
MATÍAS GÓMEZ, A POR TODAS EN EL MUNDIAL DE KÁRATE
Matías Gómez García (Ciudad Real, 1990) es un referente del kárate a nivel nacional e internacional. A sus 24 años, ya puede presumir de tener en su palmarés un oro y dos platas en Campeonatos de Europa y un bronce en un Mundial absoluto, además de otros dos en los cadetes y universitarios. Matías reside en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, allí compagina sus entrenamientos con los estudios, cursa INEF en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM). Las últimas semanas han sido muy intensivas para este karateka que parte como uno de los favoritos para llevarse una medalla en el Mundial de kárate que se disputa en Bremen desde este miércoles y hasta el 9 de noviembre. “En 2010 fui bronce y al último mundial no pude ir por lesión, tengo muchas ganas de ir a esta cita”, reconoce a El Confidencial justo al terminar el último entrenamiento antes de partir hacia tierras germanas. El ambiente en la selección es inmejorable, hay confianza, conexión y muchas ganas de aprovechar todas las oportunidades al máximo.
París 2012, Matías Gómez es una de las ausencias destacadas en los combates de menos 60 kilos en el Mundial de Karate. Dos años después, aspira a todo en Bremen y lo hace todavía con más ganas “Físicamente creo que no me he podido preparar más, he hecho los deberes y llego muy bien. Al último Europeo de mayo llegué mermado con lesiones y ahora estoy físicamente al 100% y mentalmente al 200% porque no pude disputar el último mundial por lesión y llevo cuatro años sin un mundial. Tengo muchas ganas de que esto empiece ya y a ver qué pasa”, reconoce ansioso porque empiece la competición. Además del plano personal, Matías analiza también el colectivo y explica cómo ve a sus compañeros: “Veo muy buen ambiente, a la gente muy preparada y muy motivada que es lo que importa. También influye la suerte y tener buenos cruces, pero creo que van a hacer muy buen papel”.
El kárate no es un deporte olímpico. Aunque después de que Tokio fuera la ciudad designada para albergar los Juegos Olímpicos de 2020, se volvió a intentar que el kárate entrara en el programa olímpico, otros deportes como el rugby o el golf se llevaron a esta modalidad por delante: “No ha habido suerte y más que nada creo que es interés político. Nos quedamos fuera por un voto. Entraron el golf y el rugby. Que haya entrado el rugby me parece genial porque no tiene muchas ayudas y no está tan profesionalizado. En el caso del golf, sí lo está. Normalmente, la gente que hace golf tiene un nivel económico alto y no creo que sea lo más oportuno para un programa olímpico donde priman los deportes ‘amateur’ y los valores del olimpismo, es decir, que sean deportes accesibles a todas las personas”.
A nivel internacional, las competiciones más importantes para el kárate son los Europeos y los Mundiales, lo que resta mucha repercusión mediática. “A la hora de las marcas, de las televisiones o de los patrocinios se nota muchísimo. Se echan para atrás porque sólo puedes ofrecerles Europeos y Mundiales. Si sales en los Juegos Olímpicos es un gran escaparate”. Para los que desconozcan este deporte, Matías explica: “Yo hago kumite, que significa combate. Es un combate entre dos oponentes y consiste en puntuar lo máximo posible en un determinado tiempo, tres minutos. Lo que prima en nuestro deporte no es darnos mamporros, si no el control como técnicas de ataque de puño y pierna. Tienes que controlar ante el compañero y eso se valora desde fuera. Varían los puntos, pueden ser 1, 2 o 3. Para puntuar hay cuatro árbitros, vamos por colores por azul y rojo en las protecciones y sacan banderas según la acción más rápida. El árbitro que está en medio es el que reinicia y para el combate, lo que hace es evaluar si hay algún contacto de más”.
(Foto: SM).
Por tanto, el kárate es un deporte subjetivo que depende de la opinión de cuatro personas: “Eso con los años se acepta, sobre todo cuando ganas. Cuando pierdes te fastidias y buscas el motivo y sueles culpar a los árbitros. Pero en el fondo, es un deporte que es así, hay que aceptarlo, ser más rápido que el otro, pegar más fuerte y ser más inteligente”. En algunas ocasiones, Matías ha charlado con las chicas de gimnasia rítmica o las de natación sincronizada, donde la subjetividad del jurado es clave a la hora de obtener la puntuación: “A veces lo comentamos y es duro porque dependes de la opinión de unos árbitros. Al final, ellos en un momento valoran el trabajo de años. Por cualquier cosa, como que tengas un mal día o les caigas mal por lo que sea, echan la bandera para otro lado”.
Para el seleccionador de kumite, Ángel Arenas, Matías es de los que más opciones tienen para subirse al podio. El karateka comparte la opinión con su técnico: “Me veo así porque hay que ser realista. Fui bronce en el Europeo y eso en un mundial te da opciones para estar entre los favoritos. No para estar arriba automáticamente sin hacer nada, pero sí para tener más opciones”. El karateka competirá en categoría -62 kilos, lo hará en una de dos liguillas que en último Mundial fue de más de 30 participantes cada una. Sólo los dos primeros de cada una pasan a luchar por el oro. Para el bronce, doble en este deporte, los que se enfrentaron a los clasificados para la final, se enfrentan entre sí en eliminatorias directas. El mejor de cada liguilla se lleva el bronce y pueden llegar a realizar entre 5 o 6 combates. Matías lo tiene claro: “Como dice el Cholo ‘partido a partido’, pues nosotros combate a combate”.