martes, 25 de noviembre de 2008

VIAJE A JAPÓN




Voy a comenzar una serie de entradas “cortas”, para poder explicar así poco a poco todo el viaje a Japón. La verdad que me he sorprendido de muy pocas cosas, solamente ha sido constatar tantas leyendas, tantos comentarios en blogs (que creo que ahora mismo son los que ofrecen la realidad de lo que allí ocurre).

Los libros, revistas y webs, dan una información parcial o genérica. La realidad es saber un poco que vas a encontrar, cuando lo ves de frente valorar lo que merece al pena y lo que impacta es simplemente la sorpresa, lo raro, lo que nunca te esperabas y nadie te contó.

Empezaremos por el viaje, cosas que esperas y no das crédito a la realidad.

El viaje comienza un lunes, a las cuatro de la mañana ya estaba despierto con lo ojos como panes. Desayunar como es habitual, repasar maletas, las dos cámaras de fotos y video, el dinero (español y japonés), pasaporte y DNI, una guía turística y un diccionario, la guía del viaje. Todo en su sitio y a esperar las 7´30, para salir viaje con mí coche a Madrid, Barajas (antes pasar por La Roda a recoger a Antonio y Valentín, compañeros de expedición).

Viaje perfecto hasta llegar a Madrid, para coger la M-40, es lunes y son las 9´30 hay un atasco para entrar a la M-40, y una vez dentro no avanzamos. Ya andamos y eso que veníamos con adelanto hasta pasara el IFEMA, asustaditos…Ya vemos el desvió al aeropuerto, ¡¡Dios!! Otro atasco y esta vez por accidente, justo a la salida hacia el aeropuerto terminales 1, 2 y 3. Por los pelos salimos y llegamos puntuales. El susto pegado a la piel.

Dejamos el coche y ya nos están esperando compañeros de “la fede”, Pilar Zamora y José, Miguel y Ana, y unos nuevos amigos Miguel y David. Sin preámbulos a las ventanillas de billetes donde nos reuníamos el grupo de quince viajeros.

Recoger los billetes a buscar la terminal para esperar las dos horas de rigor, para poder embarcar. Bueno se me quedaba en el tintero, volamos con la compañía KLM, una compañía holandesa y asociada con Air France. El vuelo saldrá a su hora las doce en punto. La compañía da buenos augurios, compañía de mucho prestigio…KLM Royal Dutch Airlines.

El vuelo Madrid- Asterdam o lo que es lo mismo Barajas- Schiphol, se realizó con forme estaba previsto y en el trayecto nos dieron comida y merienda, eso si holandesa. Lo único conocido era la cerveza de marca heineken, nada más empezar el viaje intuyó que voy a perder unos kilos, que bien me vienen.

Menos mal que no en quedo en Holanda, que comida más “rara” y mala…

Llegamos a Schipol, un pedazo de aeropuerto internacional, desde la compañía KLM, tiene su base y salen todos sus vuelos a Asia y Oceanía. Unos pedazos de aviones bestiales, la pregunta ¿¿eso vuela??, vemos como meten el equipaje, un tren de equipaje que trasbordan desde el avión que nos llevó, pero de repente un pedazo de coche embalado un Lamborghini diablo ¡¡increíble!!.

Mientras esperamos vemos las tiendas, las famosas DUTY FREE. Bueno yo he visto pocas pero la palabrota me suena a “tienda gratis o barata”, jajajajaja. Traducida es más o menos como sin impuestos. Pero la realidad es que no he visto en ninguna ni ofertas ni gangas, los precios normales, menos en Schiphol que se veían caros, muy caro todo.

Así que tomamos lo que es mejor del país su cerveza y unas salchichas extra largas, con ketchup y mostaza. Creo que acerte, pues la comida desde Holanda a Japón, era una incógnita y con lo visto ya intuía el devenir del viaje.

Hora de embarcar, no hay problema con el equipaje, al compañía lo hace todo. Ahora buscar la ventanilla de extranjería, ósea que salimos de la comunidad europea y hay que pasar el pasaporte, cada cual es desviado a una ventanilla donde un policía holandés, te hace un par de preguntas…¿en holandés o ingles?, me da igual, no se ni patata y aún hoy no se en que idioma me hablo, así que el buen hombre insistía y yo sin saber nada que contestarle, ¿ as you call yourself?, mis compañeros ya han pasado y se alejan por el pasillo, yo sigo aquí con este que pone cara de extrañado, ya me ha repetido tres veces las misma preguntas…de repente una voz por detrás (un hombre ya mayor de unos cincuenta y pico) me dice, que me esta preguntando como me llamo... ¡¡gracias buen hombre!!. Le contesto al oficial, Antonio Milla y él con mala cara, me dice, have a good trip!!. Jolín que aprieto, que si no hablas ingles, lo tienes claro, no pasas más allá del reino del Bonillo.

Cuando pille a los demás ya estaban enfrascados en la cata de la cerveza, otra vez, y esta era de yankilandia (EE.UU). Yo miraba insistentemente a ver si veía al gentil hombre que me ayudó a pasar, pero desde la ventanilla salían vuelos para China y Tailandia, casi a la vez que el nuestro. ¡¡Gracias gentil hombre!!, que bonita es la gente.

Este ha sido un viaje donde me ha sorprendido las ganas de ayudar y de guiarte de muchas personas, que no saben nada de ti y están dispuestas a sacarte de cualquier aprieto. Puedo asegurar que hay gente buena por el mundo.

Hora de embarque, todos a una como Fuenteovejuna. Un pedazo de avión, un Boeing 747-400 que asustaba, es la sexta vez que vuelo y este es con demasía el más grande que he visto y por supuesto montado. Con catorce aseos, tres áreas de cocina (por donde podías pasar a coger chupachuses, caramelos, chocolatinas, o bebidas). El viaje de ida no contaba con monitores propios donde ver películas, lo cual nos hizo un viaje aburrido y muy largo. Yo visitaba la cocina y el baño, para estira las piernas que doce horas son mucho tiempo.

Cada cierto tiempo pasaban con la comida, la merienda, la cena, algo de beber (parecía un hospital) allí postrados comiendo y bebiendo, como enjaulados. Así que ala a ver a las azafatas y los azafatos, con los cuales converse bastante y me ayudaron a pasar un viaje entretenido.

Luego en Narita uno de los azafatos, Kawazawa (o como se llamase), al verme hacerme una foto vino corriendo a ponerse a mí lado, jajajaja. Que buen chico, y que cantidad de pluma…Dios.

Bueno ya estamos en Japón, aeropuerto de Narita y comenzamos el viaje.

Antonio Milla Jiménez.