sábado, 24 de noviembre de 2007

Kárate deportivo.



FOTO Matías Gómez (Campeón del mundo cadete 2007 en Turquía) y “Dani” nombre artístico, Daniel Fernández (4º en el festival de la canción Eurojunior 2006 celebrado en Moscú).
Ambos buenos competidores y excelentes karatekas.

Es la tónica general del kárate actual. Existen escuelas que continúan con una forma un poco arcaica de entrenamiento y en su metodología. ¿Porqué ese pensamiento?. Es muy sencillo, es meramente una forma de pensar de ciertos “maestros” con la filosofía oriental que hace años se estableció en contra de deportivo.

Su idea de arte mortal, combate definitivo no promueven la idea del Karate Deportivo o Competitivo (tema que me guardo para otra ocasión)…

El kárate competitivo o deportivo, es más una etapa la cual permite afrontar retos más allá de los que meramente se pasan tres horas de entrenamiento en el Gym. La aportación que da la competición, es mucho mayor que la posibilidad de conseguir algún que otro trofeo.

La faceta deportiva del kárate aporta al estudiante y posterior competidor una sin fin de alicientes, que le benefician en su aprendizaje y sobre todo en una mejora técnica importante. Primeramente el miedo al ridículo, al fracaso, a perder y tantas otras cosas, hacen que más de uno se venga a bajo y no participe. Pero aún estoy esperando la primera vez que un competidor que pisa le tatami de competición en su primera vez, me diga, ¡no he aprendido nada!.

Es un lugar donde se aprende mucho, a controlar los nervios, a pensar sólo y exclusivamente en hacerlo lo mejor posible. Circunstancias que no se propician en ningún otro sitio.

Se necesita evidentemente un periodo de preparación extra, más tiempo, más entrenamiento de lo habitual. Esta quizás sea la razón de que muchos maestros eviten la competición. Un gasto de tiempo que sin una buena materia no se convierte en medallas o trofeos, difícil elección.

Lo fácil es encerrarse en su gimnasio y no salir a competir, no estudiar reglamentos, no adaptar el trabajo, no tener que hacer una planificación de la temporada, no acertar desafíos, no preparar y exigir más rendimiento a los alumnos, y así un largo etc.

En cambio la competición “OBLIGA” a tener y mantener un buen nivel, a especializarse dependiendo que faceta se elija. El katero (ejecutante en modalidad de kata), pasar largas horas practicando cada secuencia técnica del kata, ahora con más kata, con los Shite (obligatorios). Se precisa ser más experto en kata. En Kumite (combate) pasa más de lo mismo, más preparación física, más técnica, mucho saco, etc.

No hay motivo para que el karateka deportista deba de perder los valores tradicionales del Budo, cuando uno se apunta a una competición asume esos retos. Los principios fundamentales de respeto comienzan ahí, sabiendo que hay rivales que su intención es ganar de manera noble con una conducta virtuosa. El trasladar el auto control al tapiz de competición.

Los competidores de éxito suelen compartir sus ansiados logros con sus personas cercanas, pero esencialmente con su Sensei luego lo hacen ostensible a su circulo cercano familia y compañeros. Pero hay mucha gente detrás de esos logros, como directivos o jueces que han guiado de forma concisa y correcta su trabajo dentro del tapiz. Es evidente que el logro es suyo, del coach de turno, de su preparador o entrenador meticuloso que ha sabido trasmitir sus conocimientos para que un día él pidiese estar ahí arriba. Llegar a la cima y obtener el premio de la victoria.

Estos en si solo es el culmun de un deportista, pero lo que la competición aporta es un extra. Conocer y ver otros tipos de kárate, es terreno abonado de aprendizaje de comparaciones y descubrimientos nuevos, animación personal. Si se gana se anima más el espíritu competido, si se pierde hay que trabajar más y mejor. También anima el espíritu de equipo en cuanto vemos que formamos parte de un selecto grupo deportivo. Sea equipo de gimnasio o de algún grupo de selección regional o nacional. Esas circunstancias especiales hacen que el karateka se entrene más y mejor, la consecuencia inmediata es una subida de nivel y autoestima.

Antonio Milla Jiménez.