viernes, 3 de abril de 2009

Kazuo Terauchi, Miguel Fernadez y Antonio Milla.


Como ya avise me quedan muchas entradas de maestros japoneses que por fortuna tuve la suerte de conocer en Tokyo.

Ya han pasado los meses y aún no he puesto todo en orden. Las fotos, los recuerdos, libros, etc. Éste fin de semana pasado, y último de marzo, mí buen amigo Miguel Fernández me lo recordaba ¿Qué pasa con las fotos que nos hicimos en Tokyo?. Pues eso, que hay andarán…

Nos encontramos por el Budokan, y luego coincidimos en el restaurante. Vamos que casi todos pasábamos por el restaurante de marras. Miguel, Andrea (compañera y árbitro nacional) junto con varios alumnos de Miguel.

Lo normal y como ya estaba siendo habitual se convirtió en el sitio de encuentro de todos los maestros, a nivel mundial. Pero me fije en esa mañana en uno, más que nada por la protuberancia de sus callos, sus manos era todo uno. Se diferenciaban unos superpuestos sobre otros. Yo le conocía de verlo con Morio Higaomna y todo el mundo se hacia fotos con él.

Kazuo Teraguchi, Vicepresidente y jefe instructor de I.O.G.K.F.J. (International Okinawa Goju-ryu Karate-do Federation Japan).
Me decidí presentarme, Hajimemashite Antonio desu!!.
Cuando me presente y estreché su mano, la sensación era de agarrar una rama de árbol, áspera y dura. Aquel maestro de aspecto muy normal, vestido adecuadamente con traje pero sin ningún tipo de ostentación, era afable y cauto en palabras.

Yo no podía hablar nada, es de esos maestros que con japonés y ya está, casi nada de ingles y yo, de japonés lo justo para presentarme y despedirme. Eso si se veía un maestro ya de una edad, con la corpulencia de estar en forma, en perfecta forma diría yo. Los nudillos y las manos eran mazas, repito que sorprendían, las heridas y las protuberancias de sus callos daban un respeto. Tras una foto, darle las gracias.

Ya en la cola del burguer y tras hacer nuestro pedido nos encontramos con un grupo de colegas españoles. Catalanes y Canarios…Encabezados por un buen amigo, Miguel Fernández.

Así que le conté que estaba allí Kazuo Teraguchi, preparamos cámaras y nos fuimos otra vez para él. Miguel de manera más correcta se presentó y al típico modo japonés se intercambiaron sus correspondientes tarjetas de presentación. Más tarde yo haría lo mismo (pero ya a destiempo…)(^_^).

Tras este inesperado encuentro (que otra vez, casualidades de la vida fue el mismo día que me hice las fotos con Morio Higaomna). Nos sentamos y presente a Fermín a Miguel y Andrea. Hablamos de kárate, de los maestros y terminamos con una clase de caligrafía.

Un rato simpático garabateando en las servilletas, nombres y terminos, y los cuatro kanjis que me sabía. Se me corregía como poner mí nombre, las reglas éste trazo primero, etc. Fermín estaba muy atento a todas las explicaciones…luego da gusto cuando ves un kanji y sabes que es lo que dice.

Ya sabía que Miguel dominaba bastante, pero me sorprendió que Andrea también estuviese estudiando japonés y además ya domine bastante, según dijo llevaba ya dos años. Eso me dejó bastante consternado, pues aquí en mí ciudad no hay donde aprender japonés, ni academia ni un profesor nativo como ellos tienen. ¡Afortunados los Ca………Catalanes y Canarios!.

Fermín flipaba en colores como estos karatekas, que además escribían y se manejaban bastante bien en japonés. Por lo menos para salir del paso. Tras ese encuentro y la reparadora hamburguesa, segunda que me comía en todo el viaje a Japón. Nos fuimos cada grupo por su lado al pabellón y nos despedimos. No sin antes darme más envidia, pues tras el campeonato se marchaban a Osaka a entrenar al Dojo del difunto maestro Teruo Hayashi y se quedaban una semana más. ¡Afortunados los Ca………Catalanes y Canarios!.

“A SIQUE”, Adios!! O Sayonara!!. A ver que nos depara la tarde.

Arbitrador, un español Rodolfo Suarez (tatami central). Si se pincha sobre la foto se amplia...

Al terminar la jornada Fermín y yo nos marchamos a Shinjuku, nuestro barrio y al hotel o cuartel general. Tras una ducha rápida de vuelta y a cenar en uno de eso restaurantes…

“Es que la vida es la repera y el mundo un pañuelo”, para trasladarnos a cenar decidimos coger el metro y así de repente en uno de tantos pasillos del queso de gruyere que es la ciudad de Tokyo. Nos encontramos con el grupo de Miguel de nuevo. Con lo grande que es Tokyo…veinte millones de personas y nos hemos encontrado dos veces en un día. ¡¡Increíble!!, ¿Vosotros otra vez?.


Así que conocieron a todo nuestro grupo esa noche y nos hicimos unas fotos. Tras intercambio de noticias. Nada a despedirse de nuevo y desearse una buena estancia por la nación Nipona.

¡¡A la adiós de nuevo y seguro nos vemos después, dentro de un rato!!. Solo una cosa, que bien se lo montan algunos cuando vienen a Japón.

Bueno ya está la entrad a de hoy, el día que nos encontramos con un autentico maestro de pura raíz okinawense y unos amigos, ya con tiempo comentaré más de este maestro Kazuo Teraguchi (El león de Okinawa).

Antonio Milla Jiménez. Albacete, 3 de abril de 2009.