martes, 9 de agosto de 2011

Clases de karate para jóvenes conflictivos


Jóvenes marroquíes que al principio sembraban el terror en la ciudad holandesa de Gouda han recibido la recompensa de poder practicar el karate: esta noticia causó mucha controversia la semana pasada. La combinación de deportes de lucha y jóvenes problemáticos choca a menudo con la incomprensión. ¿Con razón?

Deportes de combate como instrumento pedagógico: ese es el propósito del Instituto Holandés de Deportes de Combate y Sociedad. Según el miembro del directorio del Instituto, Jurgen Huizenga, las indignadas reacciones son prematuras (no hay hasta ahora ninguna muestra clara de que los jóvenes de Gouda estén recibiendo lecciones de karate) y además injustas. Pero también son bastante comprensibles.

Acoger jóvenes con problemas
Huizenga desea por lo tanto explicar una vez más que todo esto hay que matizarlo. Bajo el paraguas del Instituto, jóvenes pueden convertirse en miembros de una escuela de deportes, la así llamada vía participativa. Pero si tienen problemas serios como agresión o fallos en sus estudios, también se llama a participar a la escuela y a la asistencia social para la juventud.

Como ejemplo menciona la colaboración entre el Melanchton College y la escuela de boxeo Van ’t Hoff, ambas de Rotterdam. La casa de estudios en el centro de la ciudad enfrenta la situación de jóvenes problemáticos y de abandono escolar prematuro. Pero en la escuela de boxeo los jóvenes son acogidos con éxito, cuenta Huizenga.

Aumentar la autosuficiencia
“Hemos comenzado con el “trayecto amigo”, también para trabajar con jóvenes en su autosuficiencia, ya que no solamente amenazan con fracasar debido a su agresividad sino también a que no son capaces de valerse por sí mismos. Esto ha dado tan buenos resultados que la escuela ha incorporado el sistema de la escuela de boxeo y, con nuestra asesoría, todavía se sigue implementando y llevando a cabo”.

Justamente los jóvenes incapaces de valerse responsablemente por sí mismos buscan el refugio en la agresión. El “trayecto amigo” es tan exitoso que los alumnos ahora desde hace diez años reciben entrenamiento de boxeo en lugar de ejercicios de gimnasio, con el correspondiente entrenamiento sicológico.

Respeto por los demás
El hecho que los deportes de combate como el boxeo, kickboxing y karate tengan gran atractivo, no solamente tiene que ver con el elemento deportivo, considera el presidente de la Federación de Karate-Do de Holanda, David Roovers. Muchos jóvenes se sienten atraídos por la cultura oriental y un buen maestro de karate otorga también mucha atención al comportamiento.

“Partimos de la base de que no sucede tan a menudo que los niños toman lecciones de karate para aprender lo antes posible a pelear, pero si llega alguno, la solución es fácil. Se comienza con enseñarles las técnicas más simples. Llegado el momento comienzan los combates entre ellos, y allí también se trata de que demuestren respeto por sus oponentes. El respeto por la seguridad del otro es algo que se incorpora automáticamente en las lecciones. Y en una competición se aplica a través de declarar perdedor al que causa una lesión a su contendor. Se le descalifica. Desde las lecciones hasta las competiciones, el karate consiste en respetar la seguridad de todos.”

Conclusión positiva
Sin embargo, diversos especialistas todavía no se ponen de acuerdo sobre si los deportes de combate realmente llevan a una regulación del comportamiento agresivo. Los proyectos en Holanda son, hasta ahora, exitosos. Esto lo suscribe, por ejemplo, el investigador Marc Theeboom, de la Universidad Libre de Bruselas.

En su estudio, Theeboom concluye que los jóvenes efectivamente aumentan su capacidad de desenvolverse por sí solos. Esta idea la desarrolla en su libro “Deportes de Lucha con un +”. El Instituto Mulier, que se ocupa de la investigación científica del deporte en la sociedad, llegó a una conclusión igualmente positiva en 2010.

Críticas desde Noruega
Científicos noruegos de la Universidad de Bergen piensan distinto al respecto. Durante dos años acompañaron a 500 jóvenes entre 11 y 16 años en 37 escuelas en Bergen. Los jóvenes practicaron, entre otras cosas, levantamiento de pesas, lucha libre y deportes de combate. Según los investigadores eran más agresivos que sus compañeros de la misma edad, se veían involucrados con frecuencia en pugilatos, usaban armas más a menudo y faltaban más a clases.

Sin embargo, la investigación noruega no hace mención a la calidad de las escuelas deportivas. Y justamente un educador bien preparado es el que puede hacer la diferencia, según Jurgen Huizenga.

“Consideramos –y en eso nos destacamos, cuando se trata de la cooperación de diferentes instituciones con federaciones locales- que las federaciones de deportes de combate hacen su trabajo de una manera correcta. Y que también ofrecen un entorno pedagógico social seguro.”

Primera marca de calidad
El instituto creó por ello la marca de calidad Fight Right, que garantiza que los entrenadores reúnan las cualidades para garantizar un ambiente seguro. Nada de agresividad gratuita sino aprender (auto) respeto y responsabilidad. Y eso sí da resultado.

FUENTE: http://www.rnw.nl/espanol/article/clases-de-karate