jueves, 31 de julio de 2008

Yoshihide (Giei) Funakoshi (1903-1961).


Disfrutando de unos días de absuelto, me he dedicado a ver o investigar un poco más a las personas que de alguna manera han configurado el kárate tal y como lo conocemos hoy.

Es incomprensible que aun hoy día tengamos grandes maestros en el ostracismo del conocimiento y en la sombra de la historia. ¿Se han encumbrado a unos y tapados a otros?. Quizás al final de esta lectura tengamos más de una respuesta.

De todos es conocido el gran Gichin Funakoshi, el gran maestro okinawense que introdujo el arte del Okinawa-te en Japón, lo popularizó y lo dio a conocer a todos aquellos que quisieron aprender.

Ya no es tan notorio de cuales y cuantas personas tuvo que ayudarse para poder difundir durante tantísimos años ese arte.

Sabemos de sus alumnos, los más destacados, los buenos, los que fueron maestros y hay otros que se han perdido con el pasar del tiempo. Pero sus hijos le apoyaron y le ayudaron a cumplir con tan magna misión, establecer el kárate en Japón y extenderlo a todo el mundo. Dar a conocer un arte y desarrollarlo en una sociedad moderna. De ellos, los hijos sabemos muy poco.

Del que más reseña tenemos es de su segundo hijo Yoshitaka Funakoshi (Gigo), persona que desarrolló y evolucionó en muy pocas décadas el kárate y lo sistematizo de forma mucho más veraz y real dándole su actual forma.

Ahora bien, ¿quien conoce o sabe de éste su otro hijo, Yoshihide Funakoshi?. Llamado más común mente Giei.

Es muy poco lo que se sabe de este personaje y de su historia, de su aportación a la creación del karate. Giei fue un guía del kárate y estuvo muy presente en la evolución del kárate Shotokan. Fue un personaje crucial y fue responsable en la trayectoria final en la larga carrera de su padre. Siempre estuvo ahí, ahí detrás...

Poco se sabe que fue karateka, casi ni se nombra en los libros. Mas que nada porqué como decimos por aquí, “nado contra corriente”. Se opuso a las crecientes intenciones evolucionistas de otros maestros. Se opuso igualmente a una modernización y mucho más, a un progreso deportivo del arte.

Giei, que fue el primer hijo de Gichin Funakoshi se quedó en Okinawa junto con Yoshitaka y la demás familia (fue el cabeza de familia en Okinawa), cuando en 1928/29 Yoshitaka llega a Japón (a petición de su padre), su padre lo emplaza a llevar la supervisión de algunos clubes universitarios de Tokio. Está medida causo gran malestar en algunos que hasta ahora eran los ayudantes de Gichin. Yoshitaka rápidamente se ganó su puesto y pasó a ser considerado el mejor maestro técnicamente y físicamente de kárate. Tanta era su fama de karateka y de maestro prominente, que eclipsaba a su hermano primogénito y aquellos que estaban enseñando anteriores a él.

Pocos conocen la realidad, Gichin pidió primeramente a Giei que tomase el mando del sistema shotokan, pero él renunció a favor de su hermano. También tuvo que ver que despidieran del trabajo a Yoshitaka y él estuvise envuelto en un negocio de ropa muy prospero. Él decidió entonces seguir trabajando y dedicarse a una vida más hogareña junto a su familia.

El hecho trascendental es que Yoshitaka (Gigo) pasó a ser el descendiente y responsable directo en la escuela, porque su hermano declinó la petición de su padre.
Yoshitaka Funkoshi se dedicó y estructuró el kárate en tan sólo seis años, del 1930 al 1936. Creando e introduciendo katas de otros estilos, restituyendo las técnicas como las patadas, modificó las posiciones, etc., etc. Ya el maestro Gichin contaba con sesenta y nueve años, y le dejó hacer un poco a su aire incluso admitió que formas de kumite se estableciesen en el sistema.

El diez de marzo de 1945 a las tres de la mañana, la casa y el Dojo Shotokan son arrasados tras un bombardeo norteamericano. En principio son acogidos por su hijo mayor Giei, que vivía en el barrio de Koishikawa en Tokio. Dejan al anciano Funakoshi (con setenta y cinco años) fuera de toda acción. El veinticuatro de noviembre de ese mismo año moriría su hijo Yoshitaka (que murió por tuberculosis).

Gichin abrumado y desolado se marcha durante dos años con su esposa a Oita, Kyusho (al sur de Japón). De nuevo el drama familiar, su mujer muere en 1947. El maestro indeciso, duda con la idea en de retomar su docencia y a la vez convencido de que pude ser útil a la sociedad enseñando kárate.

El maestro se encontraba muy vacilante, entre la disyuntiva de retomar la trayectoria de la enseñanza o retirase definitivamente, es cuando aparece nuevamente su hijo Giei (que sabedor de lo que esta viviendo) que le anima a reabrir el Dojo y a retornar a Tokio, dándole todo su apoyo y su confianza, es más se pone en contacto con todos los maestros y antiguos alumnos de kárate para que en su viaje de regreso, le acompañen en los trayectos y salgan a esperarlo a las estaciones. Esta idea fue tomada a pie juntillas, y todos los maestros o alumnos que se encontraron en su recorrido salieron a verlo y acompañarle. A darle apoyo y aliento, esto animó a Gichin considerablemente.

Giei Funakoshi decide entonces enseñar kárate, como apoyo a su padre y exponer los puntos de vista que tanto ha luchado su anciano padre por mantener. Toma la determinación de de recomenzar el kárate por donde se había quedado antes que su hermano tomase el mando. Instaurar un karate ortodoxo y tradicional.

Se establece como defensor acérrimo de un arte, escribe y habla abiertamente que el declive del kárate se ha debido en gran medida a la trasformación del Kárate, el cual se ha trasformado en una "lucha deportiva". Estas palabras calaron profundamente en los numerosos maestros que se dieron por aludidos…

La dinámica del kárate estaba ya muy marcada, muchos maestros de su estilo y muchos otros estilos ya tenían una vía marcada y no iban a retomar en otros derroteros. Así fue como Giei se oponía a estas practicas y luchó contra toda la corriente del kárate como tal, que se desvinculaba de viejos lazos de arte y de tradicionalismos.

Es entonces cuando se postuló en la enseñanza más tradicional y pura, guiándose por las palabras de su padre. El cual ya saltaba los ochenta años. Giei, se hizo como segundo presidente de la Nihon Karate-do Shoto-kai. Desvinculandose por completo de las otras ramas salidas del Shotokan.

Giei pensó que la práctica en los clubes había tomado mucho auge y que la única manera de devolver los valores del kárate era reconstruir el Hombu Dojo. Su idea principal reconstruir el Dojo de Shotokan, donde reagrupar todas las enseñanzas de su padre, desde el contexto de único lugar donde entrenar siguiendo los auténticos preceptos de su padre.

Marcar el Dojo como un lugar de encuentro y sitio de entrenamiento, donde estudiar y mejorar la técnica, siendo estos los únicos valores a seguir. El Dojo representaba un lugar de esclarecimiento de paz, donde la práctica fuese más que el mero hecho físico de entrenamiento. El Dojo debería representar todos aquellos conceptos budistas que se habían perdido con la marcha a la práctica en los clubes y gimnasios.

Giei Funakoshi, lucho con toda su tenacidad y aún así su trabajo no vio mucha luz, pues nuevamente los acontecimientos del kárate estaban por encima de él y sus esfuerzos. Quizás la historia lo nombre más por sus desaciertos o su manera de pensar. También porque la historia la escriben siempre los vencedores y la única versión que se da a conocer es la suya, la de los ganadores.

En 1957 fallecía su padre Gichin Funakoshi, es cuando él toma vital importancia, pues él quien encabeza la jerarquía de la familia y quien encabeza el sistema de kárate Shotokan, que ya lo venía dirigiendo él personalmente. Ya antes del entierro comienzan las desavenencias del sistema, las agrupaciones, los clubes y otras asociaciones.

La situación estalló definitivamente al querer organizar el entierro una organización salida del estilo Shotokan y llamada Kenkyukai (J.K.A).

El entierro pertenece de organizarlo al sucesor y a la vez cabeza del estilo Giei Funakoshi, es entonces cuando las dos ramas mayoritarias se enfrentan por ser la protagonista en los responsos funerarios del maestro. Al final la Shotokai (que ayudó a la famili, se posiciona abiertamente del lado de Giei) y la segunda, la Kenkyukai se aparta y hace unas notables ofensas a la familia Funakoshi.

Tras la muerte del maestro Funakoshi en 1957, ambas facciones en 1957 se reorganizaron y dejaron de lado al maestro Giei. Las organizaciones se pasaron a nombrar Dai Nihon Karate-do Shoto-kai y la Dai Nippon Karate-do (J.K.A.).

La ruptura con la enseñanza tradicional se había desquebrajado en el seno del sistema. Ya en el kárate había surgido como empresa años atrás, concretamente desde 1954 se teneían abiertos clubes de pago, se ejercia un negocio y dirigidos por Issao Obata y Masatoshi Nakayama. El kárate ya no tiene vuelta atrás, solo mira al frente y como expandirse por el mundo.

En 1958 se crea la Nihon Karate-do Shotokai y nuevamente toma relevancia Yoshihide Funakoshi (Giei) es nombrado presidente. Ya la idea de unión del kárate shotokan la va descartando y preside esta que viene a ser simplemente una asociación más del kárate-do.

Gisei Funakoshi muere en 1961 sin haber visto realizado su sueño, aquel que pretendía cambiar el rumbo del kárate al modelo único de la tradicionalidad.

El mismo año de la muerte del maestro Gichin Funakoshi (1957) a escasos tres meses, se celebraron los primeros campeonatos de Kárate pasando este arte a ser considerado un deporte. En 1961 en el año que murió Giei, se celebraron los quintos campeonatos de todo el karate en Tokyo. Su Majestad el Príncipe de la Corona de Japón (ahora Su Majestad el Emperador de Japón) asistió al campeonato. El karate de JKA se catapultaba y era acogido en el ministerio de educación y deporte, como una disciplina deportiva más.

"No hay lugar en el Karate contemporáneo para escuelas diferentes. Sé que algunos instructores se arrogan el derecho de denominarse fundadores de 'escuelas'. Yo mismo he oído referirse a escuelas tales como Shotokan, pero me opongo firmemente a este intento de diferenciación"
Gichin Funakoshi 1956, un año antes de su muerte y publicado en “Karate-do Ichiro”, Karate-do: Mi camino.

Antonio Milla Jiménez, Albacete 31 de julio de 2008.