lunes, 26 de noviembre de 2007

El reencuentro con el maestro.




Hace ya unos cuantos años, corría el otoño del 78, que decidía apuntarme a un gimnasio de kárate. Aquellos años llenos de juventud y ganas de empezar nuevos proyectos, albores de lo que se estaba gestado en el deporte. Digo gestando pues entonces comenzaban a hacerse chandas de gimnasia, zapatillas de deporte y de más enseres. Amén entonces buscar ropa especifica de kárate. Unos karateguis de pura tela de sabana, aguantaban tres entrenamientos y dos lavadas.

Con un gimnasio sito en la calle Doctro Fleming, en Albacete. Allí daba clases mi primer maestro de Kárate. Don Félix Rodríguez De la Hoz. ¡Cuantos recuerdos se agolpan a la memoria!.

Recuerdo mi primera clase como si fuese la semana pasada, mis amigos y en aquel preciso momento compañeros Emilio, Antonio Redondo, Pedro García, José Julio, Francisco Tierraseca, Miguel, Pablo, José Luís Monge la mitad no han llegado a cinturón negro, pero fueron grandes karatekas. Disputamos infinidad de encuentros contra Murcia y Alicante. Asistimos a centenares de cursos siempre motivados por nuestros maestros.

Cada trimestres venia un maestros japonés, era bajito y la definición de su persona “simpático”. Se entrenaba y se salía de cena con él, se salía de fiesta y de nuevo se entrenaba y otra vez de comida, otra vez al tatami y otra vez de fiesta. En cada momento se diferenciaba cual era el puesto de cada uno, existía el “kohai”(alumno más nuevo), ese era el encargado de asistir en todo al maestro.

Este maestro se llamaba y se sigue llamando YOSHIATSU DOI. Era un honor que el maestro se fijase en ti, que te pidiese algo. Saltabas de alegría al poder ayudar en lo que fuera o fuese preciso.

En los entrenamientos eran las constantes llamadas a “To Tomateo”, nuestro compañero más avanzado Mateo que fue el primero en sacarse el segundo dan en la ciudad de Albacete, también estaba uno de su quinta Juan Facundo Alcolea. Estos eran los preferidos por el maestro para hacer las explicaciones y demostraciones técnicas.

Ya habían pasado treinta días y debutábamos como insignes competidores de kárate en Madrid en al escuela del maestro nada menos que en el Gimnasio Tora. Sede del aquel entonces maestro de kárate y que aún creo sigue abierto…el maestro esta a medias entre Japón y España. Estando muy ilusionado con su Asociación Cultural Hispano-Japonesa Tora, da la cual es el presidente.

Con motivo de la gala del kárate manchego he podido de nuevo reencontrarme con él, la verdad es que nos vemos varias veces al año, pero pocas ocasiones de hablar y poder comentar tiempos pasados, conversaciones que me han retrotraído a mí añorada juventud a recuperar del recuerdo a antiguos compañeros.


Antonio Milla Jiménez.