miércoles, 15 de octubre de 2008

Lorenzo Marín un maestro del sur, de Goju-ryu que está con lo tradicional y con la competición.




Hay días de reencuentro con las artes marciales profundas, aquellas que se imparten a diario. En un dojo, una sala para iluminar el espíritu.

Hace ya unas semanas visite Torremolinos, fuimos a competir (pero solamente hicimos asomo de participar). La competición que yo entiendo es otra cosa…

Pero de lo que quiero hablar es del Dojo, de un maestro el alma magna, del espíritu de maestro y guía en el camino de este arte. El maestro Lorenzo Marín, un maestro de Goju-ryu.

El maestro Lorenzo comenzó con Jesús Espiga en 1975, pasó en 1981 con Yamashita sensei, con quien sigue ligado a sus enseñanzas.

El maestro Lorenzo viene desarrollando sus enseñanzas en un estricto estilo de kárate y a la vez participando de manera activa en la competición, donde se destacan muy buenos competidores en todas las categorías (desde alevín a senior).

Desarrolla su trabajo como funcionario del ayuntamiento de Torremolinos y las tardes las dedica a la enseñanza y preparación de sus competidores. Son sus ganas de ayudar en el kárate lo que más le distinguen.

Un Dojo, de dos salas. Sin aparatos, sin sauna, sin casi sitio para tanto alumno. Una sala de diez metros cuadrados y una mayor de unos veinticinco o treinta metros.

Hay quien pueda pensar que es poco, pero tal como está el kárate y sólo para la practica de un arte como este, llenarla a diario es un éxito.

Además la estructuración de sus clases, de su metodología da un ejemplo a seguir.
Las clases lunes, miércoles y viernes, entrenamientos especiales a competidores y preparación de exámenes, martes, jueves y sábados. Los domingos a las competiciones, nos reíamos…¡¡si es que no paras Lorenzo!!.

Sus estanterías no pueden abarcar tantos trofeos, están por todos lados por el suelo, por las mesas. Las fotos trasmiten un recorrido desde el blanco y negro de los años setenta al color del último campeonato universitario, donde su alumno Damián Quintero se proclamó campeón de España ante Valentín Marcos (Paiku contra Unsu), en un 4-1.

Yo siempre he admirado su forma de tratar a los niños en la alta competición, como los anima al máximo y luego si ganan lo festejan en abrazos y risas, y como cuando pierden, está con el niño hasta que calma totalmente su llanto. Como sutilmente lo aparta del tatami de un abrazo paternal, a un niño que pierde una final o al que lo hace en un simple pase de ronda.

Él me dice; es mi trabajo, nada especial…pero yo observo como la mayoría de las veces cuando un competidor pierde, el “coach” se va, se va a otro competidor y en muchas de las ocasiones el competidor queda sólo recogiendo sus pertenencias.

Es cuando se diferencia la calidad humana, es cuando Lorenzo más les anima, cuando comienza su labor de levantar la moral tras una derrota con argumentos, diciéndoles que el otro era muy bueno, fue campeón de España, ha tenido suerte, etc. Nunca le he visto cargar contra los árbitros, lleva mucho en la competición y por ello le da experiencia necesaria como para entender este “juego”, y adaptarse a el.

Es un maestro respetado e incluso admirado en su propia tierra, sus alumnos (esos pilares que son los que hacen al maestro), dan clases en Torremolinos y en pueblos de alrededor. Él se siente orgulloso de sus hijos, de que sean karatekas y buenos competidores, de sus alumnos, que le respetan de tal modo que le llaman MAESTRO allí donde se lo encuentren, el Dojo se ha expandido a su vida.

Es uno de esos pocos maestros españoles, de poca avaricia, que se ilusiona de su trabajo y de su gente. Ajenos a políticas y manejos, su trabajo y sus alumnos son sus tarjetas de presentación.

Lorenzo Marín un maestro de España, del sur, del Goju-ryu, que está con lo tradicional y con la competición. Un maestro que vive el kárate actual, de los que van dejando huella.

Antonio Milla Jiménez, Albacete 15 de octubre de 2008.