martes, 23 de septiembre de 2008

Curso del maestro Hiroshi Shirai, Caravaca 2008.







Hablar del maestro Shirai, es ya hablar del maestro. Un maestro de setenta y tres años, de esos pocos maestros convertido en mito, de esos pocos que la historia nos va dejando, y que nosotros tenemos que salir a su encuentro constantemente si no queremos perdernos en el difuminado camino del Do, o si queremos ver hoy día lo que es la esencia del estilo, sentir algo autentico y verdadero del Kárate-Do Shotokan.

Un hombre ya mayor, con una edad donde la mayoría de los europeos pensaríamos en retirarnos, este gran maestro, piensa al día de hoy en trabajar aún más e intensificar su trabajo y desarrollarlo, aunar los conceptos más puros y marciales del kárate.

Con esta finalidad, éste fin de semana se ha celebrado un curso de kárate en la muy prestigiosa ciudad de Caravaca de la Cruz, en Murcia. Organizado por los clubes Atlético Montemar y Centro Deportivo Caravaca con la colaboración de la Concejalía de Deportes de Caravaca, esos son los nombres, “que como yo digo”, son sociales, pero los personales y humanos son los maestro, Francisco Sánchez y uno de mis primeros maestros José Baeza (que nos tradujo con todo lujo de detalles las explicaciones de Shirai sensei). Personas que con su calidez humana han prestando minuciosa atención al más mínimo detalle, para los que allí nos hemos reunido, y que pudiésemos disfrutar principalmente de las enseñanzas del maestro y motivarnos a sentir el kárate en estado puro, sólo y en exclusividad de sentir, del trabajo y aprendizaje éste estilo y modo de vida Shotokanero, simple en continuidad de los anteriores maestros.

Ya han pasado muchas décadas…como le balbucee en mí muy escaso japonés, mukashi...mukashi...ano tokoro ni Shirai sensei (hace mucho, mucho tiempo maestro Shirai), desde que le conocimos y aunque he podido entrenar con él tanto como quisiera, hacia ya bastantes años que no coincidia en fechas para poder estar de nuevo con él, este año y rompiendo con otros compromisos, he decidido volver a estar con Shirai sensei, verle y sentirle, quería y necesitaba apreciar como hacía años esas ganas de aprender kárate.


Es la impresión que me he traído, ¡dios mío, cuanto nos queda que aprender!. Que llevemos toda una vida y aún estos maestros legendarios tengan tanto por enseñar…

Que lejos quedamos aún del sentimiento japonés del puro kárate, de su una única filosofía “vencer o morir”. Del puro Shuhari, en la técnica y en el entrenamiento, trasmitido con repeticiones constantes, shuhari kihon, shuhari waza, shuhari kata, tan machacón y a la vez con tanta amabilidad y gentileza, que el maestro José Baeza se veía hasta emocionado traducciendo.

Hiroshi Shirai sensei se ha dedicado muchos más allá de lo que pudiese entenderse como enseñar o dar un curso más, es un hombre quizás como lo fue Funakoshi, que se entrega en vivir para poder trasmitir sus conclusiones del Shotokan. Escribir estas vivencias y los sentimientos en palabras es difícil, sentir el kárate a su lado es muy sencillo.

El maestro mismo dijó; ¡es como si fuese la primera vez que estoy en España!...

El curso se ha limitado a tres días, para quien no ha entrenado con un maestro puede sonar a muchas horas, pues que suene, los que ya le conocemos y sabemos de su inquietud y es capaz de estar en el pabellón dos horas antes de comenzar el entrenamiento, su tiempo de concentración y estiramientos, repaso de las técnicas. Hace que habitualmente el horario se adelante media hora o casi una hora y también que se demore media hora más. Haciendo memoria a estas circunstancias no recuerdo a ningún maestro con el que haya entrenado y que nos diese sobre dosis de entrenamiento, y que esto para él es lo normal, pues es puro arte, y como sabemos el arte no sabe de horarios o tiempos marcados.

El maestro acompañado por una docena de alumnos de Italia y Bélgica, alumnos que le siguen y llevan con él más de treinta años, algunos incluso más, nos han demostrado la finalidad de su trabajo, con unas maravillosas ejecuciones de waza (técnica), geki kihon waza (demostración de las técnicas de ataque), kata (forma), geki bunkai (demostración), goshindo (defensa personal del kárate shotokan) y para terminar un kata de goshindo, que hemos podido admirar.

Son tantas y tan variadas las cosas que parecería imposible sacar conclusiones de tantas cosas, pero el nivel de los asistentes, la explicación tenaz y contundente del maestro, las demostraciones continuas de los alumnos adelantados del maestro han hecho que consiguiéramos quedarnos rápidamente con lo fundamental, con lo esencial, ya habrá tiempo para desarrollarlo y como dijo Shirai sensei; ¡¡si ustedes prestan atención, hasta podrán ampliarlo!!.

Yo me quedo con las palabras y los hechos, palabras de aliento y de ánimo, a seguir entrenando en una búsqueda interminable de la pureza de la técnica y la búsqueda en unir el kárate a la defensa personal.

Su inmensurable trabajo por demostrar sus sentimientos y sus trabajos, hacernos participes de varias de sus reflexiones, como está; “El kárate precisa de demasiado tiempo para aprenderse y muchos más para dominarlo…por ello el tiempo empleado en la práctica debe ser bien gastado, no perder tiempo en repeticiones inútiles, no hablar, no distraerse, ahorrar tiempo y buscar rápidamente la solución, buscar rápidamente la eficacia de la técnica, el dominio del kata. Emplear el tiempo que gastamos como si fuese lo más valioso de lo que disponemos”.
Aquellos que ya tenemos una edad le comprendimos muy bien. Los jóvenes sólo verían un buen consejo. Yo he pensado tantas veces en ello, pero nunca un maestro lo había dicho tan abiertamente y tan claro.

El kárate precisa tiempo, demasiado tiempo. Para llegar a tener una valoración del arte se precisan años, para entenderlo toda la vida y aún así habrá cosas que nos las habremos perdido.

Yo una vez me alegro de poder estar, una vez más, con el maestro y siento profundamente el ¡¡Domo arigato gozai máshita, Shirai sensei!!.

Antonio Milla Jiménez, Albacete 23 de septiembre 2008.

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