Conocemos al joven karateka de L'Eliana
Un karateka nunca debe albergar una actitud belicosa pues su práctica consiste en un medio para la evolución personal a través de técnicas físicas. Se caracteriza por procedimientos y normas de respeto y ética y no existe un primer ataque. Quizá sea porque ayuda al desarrollo integral de la persona, porque dota al deportista de autoconocimiento y autocontrol o porque una de sus premisas es el respeto hacia otras personas por lo que se ha convertido en el segundo arte marcial más practicado en el mundo.
En L’Eliana el karate es el tercer deporte más solicitado, superado sólo por el fútbol y el baloncesto. Pablo Pereira, miembro del club de karate Ni Sente Nashi de L’Eliana, se zambulló de lleno en este mundo del que ha hecho un modo de vida.
Pablo: la promesa
Pablo Pereira se interesó por el karate a una edad muy temprana. Con dos años acompañaba a Belén, su hermana mayor, a las clases de este arte marcial en el Polideportivo Municipal de L’Eliana. Su padre, José Luis Pereira, cuenta que “él siempre quería ir con ella pero no le dejábamos porque era muy pequeño”. Cuando cumplió cuatro años por fin pudo apuntarse y fue así, casi sin darse cuenta, como empezó su aventura.
José Luis explica que el maestro de su hijo, el recientemente fallecido sensei Miquel Muñoz, vaticinó el éxito de Pablo cuando éste aún no levantaba un palmo del suelo. Miquel dijo “este niño tiene algo que lo hace distinto. Estoy seguro de que llegará a competir en un mundial”. Las enseñanzas de su maestro han sido esenciales en sus años de entrenamiento y aprendizaje. Tanto que, según su padre, hay mucho de Miquel Muñoz en Pablo. “Además de profesor, Miquel era un amigo de la familia, con el que nos íbamos de vacaciones y corríamos aventuras”, cuenta emocionado José Luis.
Pablo, actualmente, tiene catorce años.
Estudia 3º de la E.S.O en el Centro de Alto Rendimiento de Cheste y ya es una joven promesa del karate. Su día a día no se parece en nada al de los chavales de su edad. Su rutina transcurre alrededor de entrenamientos, estudios, clases y campeonatos.
Entre semana además de estudiar, entrena una hora y media por la mañana y dos por la tarde, los sábados compite y algunos domingos descansa. El jovencísimo karateka ha participado en numerosos campeonatos, cuenta en su haber con cuantiosos trofeos, se colgó la medalla de bronce en el International Children's Sports Games de Turquía y fue seleccionado para participar en el Campeonato del Mundo en Malasia el pasado mes de octubre.
Llama la atención al conocerlo su rostro bondadoso, su gesto tímido pero decidido, una mirada clara y un perfecto saber estar. Tras su aspecto de adolescente se esconde una potente fuerza física, una enérgica determinación, una gran capacidad de concentración y, sobre todo, una actitud humilde que contrasta con el éxito acumulado en tan poco tiempo. “El karate exige mucha disciplina, me ha enseñado el respeto hacia otras personas y sobre todo a ser honesto con los demás y conmigo mismo”, afirma con seguridad Pablo.
Un trio de ases
A José Luis Pereira, el padre, le brillan los ojos cuando habla de sus tres hijos y no es para menos. Belén y Sonia, hermanas de Pablo, también son karatekas. Belén, cuatro años mayor que él, ha cursado estudios en el Centro de Alto Rendimiento y ha sido campeona autonómica. Ella fue la que abrió el camino que más tarde seguirían sus hermanos. Sonia, la más pequeña de la familia, empieza a dar sus primeros pasos en el mundo de la competición. “En nuestra familia siempre decimos que lo importante es participar, pero después de competir”, declara José Luis.
Los tres hermanos dedican varias horas a la semana a entrenar este deporte y como declara su padre “no es porque nadie les obligue, sino porque les encanta hacerlo”.
Carmen Villalobos, su madre, también se muestra orgullosa de los logros de sus tres hijos. Nos comenta que, “Pablo a veces me sorprende. A pesar del duro entrenamiento, los estudios y el poco tiempo libre que tiene para sí mismo es muy considerado tanto con nosotros como con sus hermanas”. Cuando Pablo compite, sus padres se quedan en la trastienda, muchas veces más nerviosos que él mismo. Carmen afirma: “hace poco le pregunté en qué pensaba cuando competía y me respondió que en nada, solo estaba concentrado en lo que tenía que hacer”.
Cuando le preguntamos a Pablo sobre qué es lo que peor lleva de ser un deportista de élite, nos contesta: “no le encuentro nada malo al karate, es lo que más me gusta pero a veces los nervios y la presión me hacen no poder desconectar cuando yo quiero”.
La experiencia de Malasia
El día que eligieron a Pablo para representar a España en el Mundial de Karate de Malasia casi no podía creérselo. La victoria en el nacional y los resultados obtenidos en campeonatos anteriores le llevaron a poder formar parte de la Selección Española. El karateka debutaría por primera vez en una cita de estas características en la que muchos deportistas ni siquiera se atreverían a soñar. Pablo participó en la categoría Kumite (combate) como cadete, con menos de 57 kilos de peso, siendo uno de los participantes más jóvenes de la selección.
El karateka de L’Eliana entrenó durante todo el verano, se preparó a fondo y estaba listo para competir. “Cuando bajé del avión no podía respirar a causa de la humedad del clima y el calor sofocante. El aire acondicionado de todos los sitios estaba a 15 grados, y el contraste de temperaturas hizo que a los dos días estuviera vomitando, con anginas y cuarenta de fiebre”, cuenta el karateka. Estuvo a punto de no poder salir a competir. Sin embargo, lo que más afectó a Pablo, justo antes de su debut, fue conocer la noticia del fallecimiento de su maestro sensei, Miquel Muñoz, tras una dura enfermedad. A pesar de todo, decidió salir al combate. “No sabía si tendría otra oportunidad y me había costado mucho llegar hasta allí”, explica Pablo, que luchó dignamente en esta competición.
Próxima meta
“No pienso mucho en el futuro sino en lo que estoy haciendo ahora”, declara Pablo. La próxima cita de la joven promesa del karate de L’Eliana es el campeonato de España, que se celebra el 18 de diciembre en la ciudad de Tarragona. Una convocatoria más, por la que Pablo Pereira luchará como mejor sabe para alzarse con la medalla de campeón.
Entrenamiento, sacrificio y un altísimo grado de concentración son las claves de este deportista que tiene todo un futuro por delante y, ¿por qué no?, seguramente lo veamos dentro de unos años en las Olimpiadas de 2020 cuando esta disciplina tan noble, que es el karate, se haya convertido en un deporte Olímpico.
FUENTE: http://www.vivaleliana.com/actualidad-eliana/reportajes-eliana/