En la actualidad estoy muy sumergido en el estudio de las creencias chinas de la suerte y los buenos auspicios, creencias que se han exportado a todos los países asiáticos y en especial rivereños de Corea y Japón.
El pasado día del veintidós de diciembre es muy celebrado en todos estos países, pero en especial en China, que por coincidencia y como tantas otras veces, casualidad o causalidad, en occidente también se celebra. Comienza el auspicio del invierno y aquí en tierras ibéricas es el día de la “lotería” y en este año 2011 ha sido el que más millones de euros se han repartido, y ya puestos a decirlo, solo tres provincias del país no ha tocado nada de nada y Albacete es una de las tres… xD.
En China existe una tradición de cenar en esta fecha en familia, y se cena en especial una comida llamada Jiǎozi 饺子que ya muchos la han comido seguramente o al menos probado si han visitado un restaurante chino o un asiático, tiene muchos nombres en japonés es gyoza, en vietnamita es bánh bot luoc y en la India y Nepal recibe dos nombres mo o monocha.
El tomar este alimento en esta noche tan especial contiene un gran significado y hasta la forma de hacerlo y comerlo, y de esto es de lo que va la entrada de hoy.
Yo dejo estas dos fotos que conmemoran esta fecha y comí cuatro, pues la tradición dice que han de comerse por pares.
En la víspera del día 23, ósea el numero 22 (los dos patitos) se hace una reunión familiar donde tras preparar todos los familiares, durante el día la cena, se sentaran juntos al borde de una mesa (si se puede redonda), símbolo de la perfección y armonía.
Zao Jun 灶君.
Una vieja leyenda china explica la conexión terrenal con la divinidad, a un “guardián celestial” que se conecta con los dioses y les cuenta nuestras miserias familiares, por lo cual los chinos antes que comiencen los quince días de las celebraciones de año nuevo, que comienzan del 23 del duodécimo mes lunar, lo mismo que en la religión cristiana, equivale a nuestra NOCHE VIEJA, y en chino es llamado 除夕, ("chúxī", "chu"), se comienza con una ofrenda a Zao Jun 灶君 (considerado el “dios del hogar” o “del horno y la cocina”), se cree que visita la casa en estas fechas y luego va al cielo chivarse a los dioses de nuestro comportamiento y nuestra relación familiar…¡¡tendrán los dioses otras cosas que hacer!!.
La leyenda cuenta así:
Cuenta la leyenda, que el dios chino Zao Shen (se pronuncia Jun), cuando era mortal se llamaba Zhang Lang (piedra de carbón), se casó con Zao Ma, una mujer muy virtuosa, y fueron felices durante muchos años. Pero sucedió que un día, Zao Jun se enamoró perdidamente de una chica más joven, hasta el punto, que abandonó su hogar y se fue a vivir con ella. Desde entonces la vida de Zao Jun fue de mal en peor, perseguido por la mala suerte fue perdiendo todo lo que tenía, hasta quedar finalmente solo, pobre y ciego.
Se encontraba en ese estado tan lamentable, tirado en la calle, cuando se le acercó una mujer que le ofreció algo para comer, un tazón de tallarines. Cuando Zao Jun los probó comenzó a llorar, la mujer le preguntó: ¿Por qué lloras? A lo que Zao Jun contestó: "No comía unos tallarines tan buenos desde que vivía con mi mujer" y empezó a contarle su desgraciada vida. Al terminar, fruto del arrepentimiento, se produjo un milagro, pues Zao Jun recuperó la vista y vio que la mujer que le había dado de comer no era otra que Zao Ma, su mujer, que nunca había dejado de quererlo.
Zao Jun sintió tanta pena por lo que había hecho, que se tiró al fuego y se consumió en llamas. Su mujer quiso evitarlo, pero solamente pudo salvar del fuego una pierna, y es por esto que desde entonces a los atizadores del fuego se les llaman en china Zhang Lang Tûi Cuando Zao subió al Da Luo Tian o "cielo supremo" donde está sentado en su trono el Emperador Jade o Yuhuang Dadi, que es quien administra cielo y tierra, lo convirtió en guardián de los hogares para asegurarles unidad y abundancia, y pasó a llamarse Zao Jun aunque muchos también le llaman Zao Wang, o Zao Wang Ye o Zao Shen.
El Emperador Jade además le encargó que todos los años regresara al cielo el día 23 de la luna 12, para informarle de como se habían portado las familias. Una vez pasado el informe al Emperador Jade, Zao vuelve a la tierra montado en su caballo blanco, el día del Año Nuevo Lunar, con regalos y sobres rojos con dinero, dependiendo de lo bien o mal que se haya portado cada uno durante el año. Es pues Zao Jun como los Reyes Magos, San Nicolás o Papa Noel en occidente. Considerado el dios de la cocina en el panteón chino es uno de los dioses autóctonos de su propia cultura, forma parte de los dioses domésticos, junto con el dios de la felicidad, el dios de la riqueza y algunos antepasados.
En las cocina china es habitual encontrar su imagen, acompañado de su esposa, para dar al hogar una predisposición favorable hacia la riqueza y protegerlo contra los kuei, o espíritus malignos (demonio, fantasma) que según una antigua leyenda china, causan carestía, enfermedades (peste, locura, etc.), e incluso la muerte y que son representados como esqueletos con cabeza zoomórfica.
La mitología China dice que Zao Shen informa una vez al mes sobre la conducta de las familias a las deidades locales (de la comunidad o vecindario, de la ciudad, etc.), el cumplimiento de las ofrendas y sobre lo que se ha hecho dentro de la cocina, ya que la alimentación para los chinos es muy importante. Las familias chinas para acordarse de Zao Ju pegan un dibujo suyo en la cocina y el día de la partida queman palos de incienso y le ofrecen una comida con muchos dulces. Para que Zao hable bien ante el Emperador Jade de las familias y estas limpian y ordenan la casa, le juntan con miel en los labios y lo rocían de licor, y para acelerar su ascensión al cielo lo terminan quemado en la cocina y tirando tracas para que espantado corra aún más. Cada inicio del nuevo año, la figura de Zao Shen deidad de la cocina, será reemplazada por una nueva, los cocineros tradicionales, al comenzar su labores, dirigen su mirada hacia la imagen y piden la protección y el favor de una buena cocina.
Así seguimos con la leyenda Zao Jun informara como chivato oficial del cielo al gobernador supremo de la tierra y de los cielos, al que llaman de manera cariñosa los niños “El abuelo celestial” Tiān Gōng 天公.
Este dios supremo que se le denomina de varios nombres “el emperador de jade del cielo”, “el señor de los cielos” y el “dios altísimo”. En el Taoísmo se le llama 元始天尊 “Yuanshi el viejo”.
Conlleva al entendimiento de las religiones en unión a la vida en la tierra, todas las religiones conmemoran el nacimiento de sus dioses, curiosamente en estas fechas y como no, también las ancestros chinos. Así Yuanshi nace el primer día, en el “nacimiento de la luz”, “el primer día del nacimiento de la luz”, como cumpleaños del “altísimo”, ¿no nos recuerda esto a alguien que luego sería crucificado?, pues bueno se celebra una fiesta familiar donde se comienza a cenar entorno a media noche y que durará hasta las cuatro de la mañana, no entiendo porque solo cuatro horas…la fiesta continuara en la calle y se tiraran petardos y tracas, al más puro estilo fallero valenciano.
Regresamos a la cena del día 22, equiparable a nuestra cena navideña llena de expendios gastronómicos, sobre todo en marisco y todos esos alimentos que el resto del año ni soñamos con ellos, en estas noches son platos “ordinarios”. En china ocurre lo mismo, pero en especial hay tres alimentos que no pueden faltar, sobre todo por su simbolismo y significado.
En la cena de víspera de año nuevo llamada Tuan Yuan Fan (que se traduce “cena de la reunión”) la cual se debe de hacer en una mesa redonda, simbolizando así, “perfección y eternidad”, “armonia y felicidad”, aunando el Feng-shui y el Taoísmo. Es muy importante que si hay algún familiar ausente se guarde su sitio en la mesa, colocando su silla y en la mesa su tazón y palillos, como si estuviese presente.
Comenzamos con la comida y sus significados.
Tiene que haber en la mesa pollo (鸡, "Jï"), pescado (鱼,"Yu") y tofu (豆腐, "Doufu"), ya que sus pronunciaciones tienen el significado de un “buen augurio”, “abundancia” y “riqueza”.
En el centro de la mesa estará el pez, símbolo de la prosperidad, y deberá estar servido entero, de cola a cabeza, nunca partido.
El pollo es el que menos conozco.
Me cuenta mi hija que en las clases de chino, su profesora le ha contado que su padre, no cena si no hay tres platos, que son la sopa, el pescado y el arroz. Que son los tres platos básicos de toda comida y cena, pero al igual que aquí, es una cena especial y ahora hay una enorme variedad de platos al tener más posibilidades, su padre continúa siguiendo y manteniendo esos tres platos en la “comida tradicional”.
Así que vamos al tema, la historia cita un plato para esta fecha e incluso, sus ingredientes y forma de hacer. Se cuenta que se debe de preparar en familia, y como se ve es tan tradicional, al terminar el trimestre de chino y aprovechando, como todo quisque que hace un trabajo, hay recompensa de “cena”, en la cual los comensales se les enseñará a hacer el típico Jiaozi 饺子 (que no me voy a poner pesado con la traducción de los caracteres), son raviolis chinos, una especie de empanadilla rellena de carne picada, con especias y que lo que yo más identifico es el cebollino. La carne puede ser de cerdo, de pollo, de ternera o de gambas, langostino, etc. lo que guste y apetezca, yo las que muestro son de una tienda china de Madrid.
Se dice que es una comida que se asemeja a un “tael”, la palabra TAEL por lo visto significa varias cosas, peso 两 y también “moneda”, creo que hace referencia a una “moneda de plata”. Con esta última acepción nos quedamos, pues la masa debe de ser redonda y en tael antiguo era de oro, dicen que es una “moneda antigua china” (yo solo la he visto en las imágenes de Hotei).
Hotei mostrando el Tael.
Si usas la imaginación quizás lo veas, por ello se considera que comer Jiazi te traerá riqueza el año que viene, ose el que entra. Año chino por excelencia, me permito recordar que será el AÑO DEL DRAGÓN en su versión Jin, vamos que el que tenga un hijo se sentirá bendecido por los dioses.
Se cita al Jiǎozi 饺子como que en la antigüedad era el plato principal de esa fecha, 22 de diciembre, desde hace más de dos mil años se sigue manteniendo, se cree que proviene del Hundun uan palabra utilizada en la oriunda filosofía china y que viene a significar “sin forma fija, sin agujeros y envuelta sobre sí misma”, por el siglo VI al norte de China, por el frio comenzaron unas modificaciones del Hundun, aumentando su relleno y dándole la forma de una media luna y se comenzó a comer sin la sopa. Naciendo así el ravioli chino. En el sur siguen comiéndolos en sopa y con un tamaño más discreto.
Los jiaozi siguieron consumiéndose durante siglos y siglos dinastía tras dinastía, pero sería en la floreciente dinastía Ming cuando la costumbre de cenar este alimento se generalizó y popularizo para homenajear la fiesta de la primavera, en la cena de noche vieja del antiguo calendario lunar chino. ¿Qué se trata de hacer?. Es el momento de la hora cero, las doce de la noche del día 22 de diciembre, con la frase de “viene el año nuevo y es la hora cero”, se comen los raviolis, y como en estas fechas occidentales, son en la actualidad raviolis especiales con frutos secos, con caramelos o dátiles rellenos de miel, que vienen a dar un significado que los días que viene sean dulces y agradables, todos son augurios para tener un año nuevo generoso para con nuestra familia.
Pero los jiaozi (gyôza) comunes son una masa de harina con relleno de carne picada (ternera o cerdo) y los de lujo de gambas. Se pueden definir como tres rellenos clásicos:
1. Carne picada de cerdo y col.
2. Carne picada de ternera y cebollino.
3. Puerro, huevo y gambas.
Una vez decidido cual queremos hacer, se sofríe en una sartén y se saca a un plato.
Lo siguiente es la masa de la empanadilla, se pueden comprar o bien hacerla. Yo aconsejo hacerla e ir tomando las medidas hasta sacar una que nos guste, un vaso de harina y medio de agua, con un poco de sal y remover hasta hacer una masa compacta.
Extender la masa y con un rulo se aplana hasta hacer una o dos hojas bien finas, y cortan con un vaso, así saldrán círculos de masa perfectos.
El tercer paso es rellenar la empanadilla, lo más difícil, hay que echar poco contenido en la masa, o se terminará rompiendo. Mojar con un dedo de agua todo el borde y cerrar “en forma de media luna”…Lo más difícil es cerrar al estilo chino aquí dejo este video.
Esta debería ser la forma final, así hasta terminar la masa y el relleno, es muy importante que sean siempre pares (de dos en dos).
Ya una vez hechos la forma de cocina son básicamente son dos, hervidos y fritos, o los dos. Yo ya los he comido de todas formas y la última es de las dos formas, primero se fríen en dos cucharas de aceite y después se añade un dedo de agua a la sartén y se tapa, terminándose de cocer.
Aquí hay muchas formas…yo comencé haciéndolo al revés. Primero los cocía con un dedo de agua y una vez que está se evaporaba, le añadía un poco de aceite para que la parte que está abajo se tueste un poco (es como me lo habían explicado), luego he visto que hay más formas y que al revés, primero friéndola incluso por ambos lados y luego añadiendo el agua y dejar que se cueza está más bueno o así me lo parece.
Bueno que se ha alargado la entrada.
Termino con estas tres fotos de la cena del 22 de diciembre de Tania, en un típico restaurante chino asiático de Albacete, donde con estas tres instantáneas deja reflejo de haber cumplido esa noche con tan ancestral tradición.
Jiaozi ( 餃子)
Como se puede ver es muy distinto al mío…, este lleva un poco de caldo y cebollino.
El pescado
Como marca la tradición, un pescado entero, de cabeza a cola y que se sirvió en mitad de la mesa en una fuente para que seis comensales, donde Tania tuvo que hacer de anfitriona y con palillos chinos sacarle los lomos y lo que pudo.
La cerveza china Tsingtao.
Para mi gusto más suave que las japonesas que yo consumo. Fue unas de las bebidas chinas que amenizaron la cena, luego ya trajeron Mahou cinco estrellas…bueno que eso ya es hablar de otras cosas.
Así se celebró este pasado día 22, día importante donde los haya en la historia y como ya saldrá en el blog no cuento más.