martes, 27 de septiembre de 2011

El asturiano Pablo Arenas estará presente en el Mundial de Malasia


27/09/2011 00:00 / Pelayo G. Llanes Oviedo

El kárate es un deporte muy duro. Todo se decide en un combate en el que cualquier error te deja fuera de opción. Por eso tiene mucho mérito llegar a representar a España en el próximo Mundial de Kárate, que se disputará en octubre en Melaka (Malasia). Por eso y porque tan sólo habrá allí 15 karatekas españoles en las categorías cadete, júnior y sub-21, y uno de ellos será el asturiano Pablo Arenas.

El joven ovetense se ganó su plaza mundialista tras un año muy duro, en el que desde el 15 de junio lleva realizando distintas concentraciones y campeonatos hasta llegar a mediados de septiembre, cuando se desplazó a la localidad cordobesa de Palma del Río, donde tuvieron lugar cinco días intensos con una concentración del Centro de Tecnificación y un campeonato en el que participaron 40 karatekas que buscaban la plaza para el Mundial, logrando Pablo Arenas ser el representante español en la categoría de kumite júnior -76 kilos, lo que le sitúa en la élite del kárate nacional.

Pablo Arenas lleva toda su vida encima del tatami. “Desde que nací”, comentó el joven ovetense. No en vano, su padre, Ángel Arenas, es una de las referencias del kárate asturiano. En el gimnasio Arenas, Pablo entrena dos horas diarias junto a Ángel Arenas y el resto de entrenadores del gimnasio. El de Malasia será el segundo Mundial que dispute después del de Rabat (Marruecos), además de haber estado presente en el Campeonato de Europa de Izmir (Turquía), donde logró la medalla de bronce.

Máximas aspiraciones “Hay que respetar a todos los rivales, pero si voy a la cita mundialista es porque confían en mí y tienes posibilidades de ganar”, declaró ayer el joven karateka ovetense. Lograr la victoria o una medalla no es nada fácil, ya que el sistema de competición es por combates eliminatorios. Si fallas en uno, te quedas fuera. Por eso, la mejor forma de afrontar la cita mundialista es “combate a combate, no hay otra opción”.

El colegio Loyola, donde estudia, le está dando facilidades para compaginar su vida deportiva con la escolar, algo que “le motiva más para estudiar y competir”, comentó el joven deportista.

FUENTE: http://www.lavozdeasturias.es/deportes